
Nos reunimos en la Plaza Aníbal Pinto alrededor de las 21:00, cuando la tenue luz del ocaso aún lograba iluminar parte de las antiguas edificaciones patrimoniales que se encuentran en aquel sector. A medida que subíamos por las sinuosas callejuelas cubiertas de adoquines, en las alturas divisamos los primeros faroles que, aún a la distancia, nos indicaban el

Doblando por Almirante Montt hacia la derecha, dimos con el acogedor y pintoresco pasaje Beethoven que, con sus coloridos muros y alegres escalinatas, logró cautivar inmediatamente nuestra atención. Una vez ahí, seguimos la pista de un grupo de turistas que nos llevó al concurrido Paseo Atkinson que, con su impresionante mirador con vista a la bahía, se ha convertido en todo un clásico del Cerro Concepción.Llegando al final de aquel extenso corredor, conectamos con calle Papudo, en donde el discreto restaurant La Concepción nos abrió sus puertas para así poder apreciar más de cerca la aún incipiente movida nocturna. Invitando a la intimidad, las primeras parejas ya comenzaban a instalarse cómoda y silenciosamente en las mesas, ubicándose en uno de los muchos rincones que les ofrecía este verdadero refugio gastronómico.
De vuelta en la ruta, y siguiendo en la misma dirección, llegamos hasta el fondo de la calle y descubrimos, por sorpresa, un escondido Pasaje Gálvez, el cual nos impresionó tanto por su sobria como a la vez resplandeciente elegancia. Bajando por las escaleras que conectan con aquella verdadera joya urbanística y arquitectónica, uno siente como si fuese transportado, de repente, a una perdida calle parisina de principios del 1900, iluminada por altos y hermosos faroles de fierro.
Subiendo después por Templeman, entre sencillas casas de latón y adobe que poco a poco se han ido rescatando gracias a esta suerte de “frenesí patrimonial”, dimos con el popular y concurrido restaurant Pasta e Vino, el cual parecía estar al tope de su capacidad. Familias completas, grupos de amigos y hasta renombrados actores de la escena nacional acaparaban la mayoría de las mesas, mientras que en la barra, una solitaria turista leía su novela en compañía de una generosa copa de vino.
Pasamos después por fuera de la Iglesia Saint Paul y doblamos en dirección a Almirante Montt, justo en la esquina donde se ubica el famoso Café con letras. Allí, un letrero que indica el límite entre los cerros Concepción y Alegre nos anunciaba que estábamos todavía a mitad de camino. Más arriba, una ventana iluminada dejaba entrever unas paredes color carmesí, correspondientes al restaurante de comida tailandesa Samsara. A la vuelta, el Pasaje Dimalow escondía otro atractivo punto gastronómico que, al igual que sus pares patrimoniales, rescataba también aquellas soberbias fachadas compuestas por elevadas ventanas, imponentes portones de madera y pomposos escalones de mármol.
Devolviéndonos por donde entramos, al cruzar la calle fue imposible no detenerse a observar el amplio ventanal perteneciente al restaurant Café Vinilo, meca de la movida europeo-universitaria nocturna. De estilo relajado pero pulcro en sus detalles, es destino obligado de quien busca un equilibrio perfecto entre la cocina gourmet y la efervescencia típica de la bohemia porteña. Allí, compartimos un rato agradable con el chef Gonzalo Lara, acompañados por unas refrescantes cervezas locales y la música “ítalo-disco” que salía de las tornamesas del DJ del restaurant.
Aún con ganas de más, notamos que el peso de la noche comenzaba, poco a poco, a mermar nuestra energía, por lo que decidimos salir a dar una última vuelta. De esta forma, retomamos la Calle Templeman para dirigirnos al remozado Café Turri, ubicado en el tradicional Paseo Gervasoni. Siendo uno de los primeros en instalarse en el sector, el Turri conserva su blanca fachada y amplios comedores, y es dueño de una vista difícil de igualar.
Desde la terraza, y a la luz de las velas, pudimos admirar la belleza única del puerto, acompañada por un destellante y majestuoso claro de luna reflejado en el mar. En ese lugar, con las estrellas brillando en el cielo y el sonido relajante y curativo de las olas recogiéndose en el horizonte, decidimos que era hora de volver, y darle así a nuestro recorrido un cierre único e inolvidable.
Restaurant Café Vinilo
Almirante Montt 448, Cerro Alegre
2230665 / 09-8458876
http://www.cafevinilo.cl/
Samsara
Almirante Montt 427, Cerro Alegre
http://www.samsararestaurante.cl/
Café Turri
Templeman 147, Cerro Concepción
2252091 / 09-1625532
http://www.cafeturri.cl/
La Concepción
Papudo 541, Cerro Concepción
2498192
Pasta e Vino
Templeman 352, Cerro Concepción
2496187
http://www.pastaevinovalparaiso.cl/
Dimalow Café Restobar
Pasaje Dimalow 249 (Almirante Montt con Urreola), Cerro Alegre
2494213